Farol X

Madrid, 20 de noviembre de 1916

—Nuestros dirigibles han detectado un aumento de la actividad naval enemiga. El dirigible E-3 detectó movimientos de la escuadra francesa en Tolón, incluyendo buques que hacía dos años que se encontraban destinados en Malta. Además, el E-15 ha detectado una importante escuadra británica en el cuadrante OP-3, esto es, unas ochenta millas al norte de Argel, y parece dirigirse hacía aquí. —explicó el ministro de la guerra, Agustín Luque y Coca.

—Uno de nuestros submarinos también reporta un contacto en la costa de Marruecos. Un convoy escoltado por al menos un acorazado clase King George. Desgraciadamente el mal tiempo reinante impidió que lo atacase, pero los informes no dejan lugar a dudas, nuestros enemigos se dirigen hacia nosotros con todo lo que tienen. —intervino Manuel Flórez y Carrió, ministro de Marina.

—¿Cree que se está preparando un desembarco en nuestra retaguardia? La Entente ya lo hizo en los Dardanelos. —preguntó el presidente Weyler.

—No, solo hemos identificado buques de guerra. Creo que se prepara un ataque total. Atacarán con todo lo que tienen y lo harán allá en donde puedan. —respondió el general Coca. —Hace cinco días que Ceuta es bombardeada y las divisiones enemigas, tanto británicas como una importante fuerza francesa, han tomado posiciones para atacar. Los italianos han desembarcado una importante fuerza cerca de Melilla y en los pirineos los movimientos británicos y franceses son cada vez más fuertes.

—Un ataque total… la flota británica está al norte de Argel… Flórez ¿cuánto tardará esa flota en estar en nuestras costas? —preguntó Weyler cariacontecido.

—En estos momentos navegan a alrededor de diez nudos, pero todos sus buques pueden dar al menos 18. En veinticuatro horas pueden estar en cualquier lugar desde el Estrecho a Cervera en el norte de Cataluña.

—En ese caso creo… sí, el estrecho, creo que van al estrecho. Quieren Ceuta y la quieren ya.

—Eso creemos, señor presidente. Van a intentar apoyar la toma de Ceuta al mismo tiempo que evitan que enviemos refuerzos por mar a través del mar de Alborán.

—Flórez ¿Podemos impedir que nos bloqueen?

—Como bien sabe en Cartagena disponemos de nuestra tercera escuadra, con dos pre Dreadnought y tres cruceros acorazados, pero es claramente inferior a la escuadra británica, por lo que la mantendremos en el puerto. De todas formas los británicos no podrán mantener esa escuadra de forma indefinida en el estrecho. Yo diría que trataran de mantenerse en el mar de Alborán dos o tres días, tal vez incluso una semana, cortando el flujo de nuestros refuerzos mientras su ejército conquista las ciudades. Esperar más frente a nuestros submarinos sería un suicidio. —explicó Flórez señalando algunos sobre una mapa que presidía la mesa de reuniones del gabinete de guerra. —Por supuesto si se dan las circunstancias trataremos de aprovecharlas.

—¿Podemos interceptarlos con submarinos?

—Podemos intentarlo, aunque, si la ciudad puede resistir, recomendaría esperar a que ataquen. Cuando se retiren agotados por los combates, será nuestra mejor opción. Además, por lo que hemos visto cambian de rumbo en zigzag de forma periódica, seguramente para evitar que nuestros submarinos se posicionen para atacarlos. Si queremos interceptarlos necesitaremos diez o doce submarinos colocados con una separación de tres o cuatro millas entre sí, formando una barrera. Tal vez si dispusiésemos de más submarinos de clase E tendríamos más opciones, pero de momento solo tenemos uno.

—¿Recomienda usted que construyamos más de esos submarinos y nos olvidemos de la clase D? No se me escapa que en los últimos meses hemos requerido a ese submarino para todo, desde el ataque a Marsella a la salida de la operación Cruz. —quiso saber Weyler, siempre interesado en aquellos avances que pudiesen conferirle una ventaja a España por pequeña que fuere.

—Buena pregunta, señor presidente. La clase E es muy rápida y tiene una buena capacidad de ataque con torpedos, pero también es muy incomoda y carece de cañón, por lo que no puede realizar misiones de abordaje o hundir a cañonazos a los mercantes enemigos como las que realizan los alemanes. De todas formas nosotros solo hemos realizado tareas como esas de forma puntual…

—¿Conclusión?

—No abandonemos la clase D, al menos no del todo, pero si recomiendo iniciar la producción de más submarinos de clase E.

—Entiendo y estoy de acuerdo. —respondió Weyler antes de dirigirse a Bustamante. —Don Joaquín ¿se encargará de que nuestros astilleros inicien esa construcción?

—Por supuesto, señor presidente. —respondió el ministro de Armamento.

—Bien, solucionado este punto regresemos a la segura ofensiva enemiga, Díaz ¿usted qué opina?

—Es difícil de decir, señor presidente. Tanto franceses como británicos han cambiado sus claves hace un par de días, antes de lo previsto en ambos casos, posiblemente en previsión de lo que sea que estén planeando. Aún no hemos logrado romperlas, así que lo único que puedo afirmar es que se está preparando algo muy grande. Ceuta los franco-británicos, Melilla los italianos, y en los pirineos británicos en Irún y franceses en Cervera. Todo indica que van a golpearnos con todo lo que tienen.

De momento hemos concentrado una buena cantidad de recursos en Portugal con para tratar de limitar su actual deriva británica, a los que próximamente se sumará uno de los recursos en los que mayores esperanzas hemos depositado. Espero poder informar más profundamente en unas semanas.

—Bien, en Ceuta tenemos, si la memoria no me falla, las divisiones 101 y 103 del X cuerpo de ejército y en Melilla la 102 y la brigada de voluntarios catalanes. ¿Cuáles eran los refuerzos que tenemos preparados para reforzar dichas ciudades? —le pregunto el presidente al ministro de la guerra.

—En la zona de Cádiz está el XVII cuerpo de ejército preparado para saltar a Ceuta y en Málaga está el cuerpo de caballería para hacer otro tanto hacia Melilla.

—Bien. Tres divisiones de refuerzo para cada una de esas ciudades nos darán incluso la superioridad numérica…sobre todo en Melilla, pero creo que incluso en Ceuta obtendremos al menos una ligera ventaja. Pero en Ceuta esperamos el ataque del equivalente a al menos cuatro divisiones. Me preocupa. ¿Podemos enviarles algunos refuerzos con antelación? —quiso saber el presidente, no por nada era militar y sabía de qué hablaba.

—Si es necesario y la armada es capaz de trasladarla, tal vez podríamos emplear una de las divisiones de reserva, pero no me gusta separar ese cuerpo de ejército. —respondió Luque y Coca. —Preferiría mantenerlo unido para lanzar un contraataque contundente una vez derrotado el impulso enemigo.

—Entiendo sus motivos pero sigue preocupándome Ceuta… las divisiones francesas y británicas son más numerosas que las nuestras. Aunque en términos de divisiones sean cuatro divisiones contra dos, numéricamente podría estar mucho más cerca del tres a uno que se recomienda en las ofensivas.

—Señor presidente, hay otra opción. —intervino el ministro Florez de Marina.

—Usted dirá, Don Manuel.

—En Cádiz también se encuentra la 2ª división de infantería de marina. Una división extra creada con la primera movilización en el catorce. La empleamos principalmente para proporcionar dotaciones de presa a nuestros corsarios, pero está a plena capacidad. Podemos emplear los torpederos y cañoneros disponibles en el estrecho para trasladar a los infantes de marina y dejar al cuerpo de ejército como reserva general. De hecho incluso podemos trasladar a parte de la 1ª división de infantería de marina, la formada por las unidades que teníamos activas antes de la guerra.

—¡Magnifica idea, Don Manuel? Si le parece imparta las órdenes oportunas y muchas gracias. —respondió Weyler con un deje de alivio en la voz antes de continuar. —Solucionado esto, prosigamos, ya se ha hablado un par de veces de los Pirineos ¿Qué pueden decirme de aquel frente?

—Empezando por el final, hemos identificado al menos cuatro posibles puntos de ataque, señor presidente. En Irún los británicos parecen haber concentrado el equivalente a al menos doce divisiones entre Hendaya y Espelette, un frente de menos de treinta kilómetros pero la zona llana mide menos de cuatro kilómetros de ancho. Si logramos resistir en las alturas que rodean ese paso, que si bien no son comparables a las estribaciones interiores de los Pirineos ya son un buen obstáculo con montañas de algunos cientos de metros, todo ataque enemigo estará condenado al fracaso. —explicó el ministro de la guerra señalando un mapa. —Además contamos con que este frente las fuerzas enemigas estarán mal abastecidas pues no han finalizado una única vía de ferrocarril simple que une el frente con Burdeos hasta hace un par de semanas. Todo lo demás ha tenido que llegarles por carretera o por mar hasta el puerto de Bayona, pero son medios de escasa capacidad.

En cuanto a nosotros, siguiendo los planes de antes de la guerra nuestras defensas descansan sobre los fuertes del campo atrincherado de Oyarzun. Como bien sabe, son diez fuertes la mayor parte de los cuales ya ha sido construida con hormigón armado. Eso unido al difícil terreno y a las mejoras realizadas en la línea P, fortines de hormigón armado, trincheras, alambradas y la artillería desplazada a la zona, debería bastar para defendernos.

En estos momentos esa zona está defendida por los cuerpos de ejército VIII y XI, con alguna ayuda del XIII en la zona más oriental si es que llegan a atacar en todo ese frente. Sus reservas están formadas por los cuerpos de ejército VI y II situados en San Sebastián y Tolosa respectivamente, ambos en periodo de descanso y adiestramiento, aunque descanso más bien poco pues hace una semana suspendimos los permisos.

—Ya veo, tenemos entre doce y quince divisiones disponibles para parar el primer golpe. ¿Y el resto de posibles puntas de ataque?

—En los pirineos centrales hemos detectado concentraciones de tropas en los pasos de Candanchú y Viella, pero si la logística en la zona vascongada será un suplicio por la escasa infraestructura existente, aquí ni tan siquiera existe. —respondió Agustín.

—Disculpa Agustín, señor presidente, el SIM opina que el aumento del numero de tropas en esos pasos no obedece a un ataque sino a que han enviado tropas territoriales de más edad con el fin de liberar más tropas para otros frentes. —intervino el general Díaz. —Digamos que han aumentado el numero de sus soldados pero disminuyendo su calidad, pues como bien indica Don Agustín, aun no han sido capaces de llevar ningún ferrocarril hasta la zona central de los pirineos y por lo tanto no podrán sostener ningún esfuerzo prolongado.

—Gracias, Díaz, como le iba contando el ataque es poco probable, pero aun así esa zona está bien protegida. Hemos desplegado un cuerpo de ejército en cada uno de esos pasos; el I en Jaca y el IV en Viella, mientras las cumbres son protegidas por los tres cuerpos de cazadores con los que contamos en estos momentos; V, XV y XVI. —explicó Coca mostrando las posiciones de los distintos cuerpos de ejército.

—Entonces lo que más le preocupa es el frente de Figueras. —dedujo Weyler señalando el mapa.

—Así es, señor presidente. En primer lugar el tramo de vía férrea que tuvieron que reconstruir los franceses en esa zona fue mucho más corto que en la zona occidental, por lo que tardaron muy poco. Nuestros ingenieros calculan que con la ayuda industrial americana apenas tardaron de cuatro a cinco meses y eso porque tuvieron que construir nuevos puentes para sustituir los que destruimos nosotros. Básicamente los americanos fabricaron los puentes y los mandaron por piezas que ellos solo tuvieron que montar.

A esto se une el que al ser un trayecto más corto los medios rodados pueden trabajar con más soltura y los propios puertos franceses de la zona, sin ser desmedidamente grandes, tienen más capacidad que en el Atlántico. En mi opinión cuando el enemigo ataque sin duda realizará su mayor esfuerzo en esa zona. —explicó el ministro de la guerra.

—Sí, opino lo mismo. Nuestras defensas en la zona descansan sobre el campo atrincherado de Figueras, pero ¿Qué tropas tenemos allí?

—En la zona costera está el cuerpo de ejército del Maestrazgo, seguido del III y ya en el paso de Puigcerdá se encuentra el XII. Las reservas de la zona son los cuerpos de ejército XIV que se encuentra en Gerona y el XVIII en Vic.

—Ya veo, entonces Echagüe dispone de quince cuerpos de ejército… si descontamos el X del norte de África, el de caballería y el XVII que se encuentra en Cádiz dispuesto a pasar a Ceuta… por cierto, creo que me faltan el VII y el IX de infantería. —dijo el presidente haciendo cuentas.

—Se encuentran en Zaragoza en fase de gran adiestramiento. Están colaborando con los asesores alemanes y adiestrándose según el nuevo manual de combate de infantería del general Damaso. Ya sabe, aproximaciones, infiltraciones y combate de pequeñas unidades. Si es necesario podrá acudir donde sea preciso y sobra mencionar que este próximo mes debería producirse el despliegue de otros tres cuerpos de ejército desde la frontera portuguesa hacia el frente de los pirineos. Faltan unas semanas pero si es necesario podemos trasladar ya dos nuevos ejércitos, el XIX y el XX. El XXI no podrá ser enviado al completo hasta dentro de un mes, aunque tal vez podamos enviar alguna de sus divisiones antes.

No sé si me acaba de gustar pero supongo que ahora no hay otra que bailar con la más fea… estaría menos preocupado de no ser porque nosotros mismos somos los que la hemos elegido. —dijo Weyler desatando las risas de los presentes. —En definitiva, parece que quieren sacarnos de la guerra por la vía rápida. Abrumarnos con todo lo que tienen atacando sin solución de continuidad. Esperan que aunque logremos resistir algunos de los golpes, la sucesión de golpes continuada nos tumbe al suelo. Pero no lo lograran ¡Aguantaremos! Lo haremos porque tenemos que hacerlo y no nos queda otra.

Nosotros somos los que hemos buscado esta situación y ahora debemos estar a la altura. El enemigo ya no piensa en utilizar a Portugal como trampolín. No puede permitirse esperar a que nuestro vecino se decida. No, no tiene ese tiempo pues lo hemos golpeado con fuerza una y otra vez, en Marsella, en el mar del norte, incluso en Guinea Ecuatorial. Hemos ido de farol tratando de parecer más grandes y peligrosos de lo que somos en realidad y con ello forzarlos a aceptar nuestro envite… y al final lo hemos logrado. Ahora responderán a nuestros ataques o más bien picotazos, atacando con todo lo que tienen.

Se estrellarán contra nuestras defensas porque no nos queda otra, pero mientras tanto, busquen una forma de golpearlos allá en donde más les duela y con el menor riesgo posible. Acciones como la de Marsella, pequeñas, rápidas, empeñando el menor número de recursos que sea posible pero tan costosas para el enemigo como seamos capaces de realizar. ¿Alguna idea?

—Sí, señor presidente. —intervino el ministro Flórez. —El ministro Miranda autorizó el desarrollo de lanchas motoras torpederas y ya tenemos un buen numero de ellas. Son embarcaciones muy pequeñas, del tamaño de una lancha motora, poco más de doce metros, pero muy rápidas y con una pegada considerable. Quiero empezar a emplearlas en ataques nocturnos contra las fuerzas navales británicas en Ceuta.

—¿Son las lanchas de la sección Omega? —quiso saber el ministro Bustamante.

—Esas mismas. Ya hay unas treinta y cinco lanchas construidas. Quiero enviar una agrupación de diez lanchas a Gibraltar y otra al norte, a Palamós o Ampuriabrava, dejando la ultima en Valencia como reserva. Veremos si fue construirlas fue un acierto o un desperdicio de recursos.

—¿Cómo actúan esas lanchas, ministro Flórez? —quiso saber Weyler mostrando interés en los nuevos avances.

—Se trata de embarcaciones muy pequeñas y ligeras, de unos doce metros de eslora y construidas en madera pero equipadas con poderosos motores de petróleo, por lo que son capaces de desarrollar grandes velocidades. —explicó el ministro Flórez y Carrió. —Las lanchas están armadas con un lanzatorpedos de 356mm, los viejos torpedos de cuando la guerra con los Estados Unidos, y pueden llevar de dos a tres minas navales, aunque cuando eso ocurre no suelen cargar con el torpedo por cuestiones de peso y tensiones estructurales en las que no voy a entrar.

La idea sería acercarse a las unidades enemigas durante la noche empleando sus pequeñas siluetas para pasar desapercibidas y atacarlas para a continuación salir de allí a toda velocidad. —respondió Flórez.

—Como concepto es interesante. ¿Más propuestas?

—Durante el golpe de mano a Marsella volamos el túnel del ferrocarril, tal vez podamos hacer otro tanto y volar algún puente. —propuso Bustamante. —Estoy pensando en esas únicas vías férreas construidas por el enemigo en Burdeos y Perpiñán. Un grupo pequeño, cargas de dinamita y podemos destrozar la capacidad enemiga de enviar suministros al frente.

—Es buena idea, además podemos emplear los nuevos aviones de bombardeo para atacar las rutas de suministros enemigas. No sé cual sería el procedimiento, es demasiado moderno para mí, pero creo que podría hacerse.

—¡Traigan a Vives en cuanto sea posible! Quiero hablar con él. —respondió Weyler. —Hablando de los aviones ¿Sabemos cual es el estado de la aeronáutica militar? —quiso saber Weyler.

—Ayer mismo asistí a las pruebas de un nuevo avión de caza en Getafe junto a Vives. —intervino el ministro Bustamante. —Por lo que me contó, dispone de cerca de trescientos aviones de caza en los pirineos y otros sesenta en el norte de África, agrupados en unidades de unos cuarenta aviones de caza y diez de observación a los que denomina Grupos. Además dispone de una escuadrilla de bombarderos pesados de tres motores. Me temo que solo una docena de aviones pues requerían demasiado dinero y recursos, pero le confieren una buena pegada. Por ultimo se está formando un grupo de bombarderos de dos motores de un modelo nuevo, aunque ahora mismo solo disponemos de una escuadrilla. El resto de aviones son los habituales aviones de entrenamiento y similares que no tendrán utilidad para el combate.

—Dirigibles, aviones, submarinos… cada vez me siento más viejo, cuando era un joven teniente apenas teníamos el ferrocarril… —suspiro Weyler. En días como aquel la edad le pesaba como una losa. —¡Dad la alerta general! Esperamos un ataque en los próximos días.

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