Dócil a su suerte X

Ministerio de la Guerra, Madrid, 21 noviembre de 1914

Una vez más, fue el capitán Echegaray el elegido para abrir la mesa redonda del ministerio de la guerra. —Caballeros, como saben nos encontramos reunidos hoy para departir sobre la petición por parte del Ejercito de comenzar un estudio sobre el desarrollo de vehículos blindados para su uso como soporte a la infantería y elementos de caballería.

Hace unas semanas tuvo lugar una primera reunión donde se definieron unas líneas generales que emplear para comenzar un borrador de proyectos que hoy será presentado por parte de la Hispano Suiza, representada aquí por el señor Birkigt, y por parte de la fábrica de Trubia y el capitán Burstyn, en calidad de inventor de la primera máquina blindada motorizada que se conoce. Pues que el capitán Burstyn no se maneja aun con fluidez en español, actuara como traductor el señor Beigbeder, que ya conoce al capitán de su visita a los estados centrales hace unos meses. Señor Beigbeder, ¿puede traducir la introducción al capitán? Comenzaremos por la presentación del proyecto de vehículo ligero blindado de caballería, y seguiremos después con el proyecto del vehículo blindado de apoyo a la infantería.

Mientras el capitán Burstyn era puesto al día de la presentación efectuada por el capitán Echegaray, el resto de los invitados a la reunión comenzaron a ojear la documentación que se encontraba en sobres de papel de estraza sobre la mesa. —resaltaba sobre todos ellos la presencia serena, pero a la vez rebosante de autoridad del almirante Joaquín Bustamante y Quevedo, recién nombrado como ministro de Armamento, que había insistido en acudir a la reunión en vez de delegar en alguno de sus agentes de confianza. Era evidente para todos aquellos en la mesa, salvo tal vez para el capitán Burstyn, que el resultado de esa reunión iba a resultar crítico para el futuro desarrollo de cualquiera de los dos conceptos. Toda vez que las previsiones para la guerra se tornaban negativas cuanto más se alargara esta, el uso de materiales estratégicos como acero o gasolina iban sin duda a ser restringidos y los vehículos blindados como concepto prometedor se jugaban su nacimiento en un momento histórico en el que la prioridad era claramente la potenciación de la Marina para evitar el estrangulamiento comercial e industrial de España.

Tras la seña de Beigbeder, el ministro de la Guerra tomo la palabra. —Permítanme, caballeros, unas palabras más para completar la excelente introducción del capitán Echegaray. Como saben, contamos hoy con la más que grata presencia del ministro de Armamento, el almirante Bustamante. Me gustaría pedirle que nos explicara los motivos por los que atiende personalmente a esta reunión técnica ya que eso puede ayudar a sentar unas buenas bases para la exposición y discusión que tendrán lugar a continuación.

—Gracias, ministro Echagüe. —respondió Bustamante poniéndose en pie para dirigirse a los presentes. —Bien, como posiblemente ya hayan podido conocer el recién creado Ministerio de Armamento tiene como función garantizar un uso óptimo de los recursos que permitan a nuestra nación soportar los retos de una guerra contra un enemigo poderoso que sobre el papel podría fácilmente ponernos de rodillas.

Saben que procedo de la Marina, de la cual soy Almirante y que soy veterano de Cuba. Sé, porque no soy estúpido, que los rumores dicen que pretendo favorecer a la Marina sobre el resto de las armas del Reino, pero quiero decirles que no es cierto. Peleé en la guerra de Cuba, tanto a bordo de la escuadra encerrada en La Habana como en tierra después y estoy familiarizado con la guerra de trincheras. Entiendo que el ejército tiene una función, que la armada otra distinta, pero que ambas deben lograr en su conjunto defender la patria contra sus enemigos externos. No tengo la más mínima intención de perjudicar ninguno de los proyectos que se hayan iniciado ya y si estoy aquí hoy es porque he visto los informes, conozco los retos de una guerra de trincheras y entiendo el beneficio que puede suponer un elemento como un vehículo blindado.

Sin embargo, como entenderán, continuar con desarrollos como estos supone una servidumbre para los sistemas productivos de España que están comprometidos en múltiples frentes. Si estoy aquí, es porque aprecio su esfuerzo, quiero preguntarles directamente sobre los parámetros técnicos y potenciales beneficios que estos pudieran traer al país. Así que, estimados señores. Adelante. Sin intermediarios. Ustedes y yo. Con claridad. Y con sinceridad.

Cuando el almirante Bustamante calló, la mesa entera quedó en silencio. La intervención había sido calmada, magnética y de una sinceridad poco frecuente en un cargo que se suponía político. Incluso Burstyn (ayudado por la traducción de Beigbeder) estaba impresionado por la introducción de Bustamante. No había coincidido en su vida en el ejército KuK con una personalidad como aquella. Quería convencerla de la utilidad de su blindado, quería que creyera en su potencia, en el futuro. Empezó a preparar su intervención mientras el capitán Echegaray empezaba a hablar.

—Gracias señor ministro. Si le parece, ¿comenzamos por el proyecto de blindado para uso en caballería? —El Almirante Bustamante asintió con una sonrisa, lo que confirmó a Marc Birkigt que podía comenzar con su exposición.

—Estimados caballeros, déjenme que les introduzca el concepto que les presentamos para este proyecto. Como bien saben, el Ejército elaboró una petición por un vehículo motorizado que pudiera efectuar funciones de caballería. Se le pedía una alta movilidad para poder apoyar desplazamientos rápidos de flanqueo o avance en terrenos preparados o semi preparados. Estas operaciones, estimo, se parecen a los movimientos ensayados en el avance en el sur de Francia que han sucedido desde septiembre de este año y en parte han sido diseñados gracias a los planos entregados por el Imperio Austrohúngaro, tanto aquellos que le eran propios como el Romfell, como otros de procedencia rusa capturados durante la guerra.

Como vehículo de caballería, se consideraba necesario dotar el diseño con al menos una o dos ametralladoras, contando con un conductor, un jefe de vehículo y un artillero. Además, se consideraba conveniente poder contar con espacio para incorporar sitio para al menos dos ocupantes más, ya sea como enlaces, observadores o soldados que refuercen la capacidad de fuego del vehículo. También se requería la incorporación de blindaje ligero al vehículo, de forma que pudiera resultar efectivo en un manejo de este contra tropas ligeras de infantería y puntualmente en situaciones de fuego de artillería ligera.

Considerando que se precisa una alta operabilidad del vehículo y que siendo la situación actual compleja en cuanto a contar con capacidades industriales para fabricar y desarrollarlo, la propuesta de la Hispano Suiza se centra en una modificación sencilla del chasis empleado en los camiones 40/50 marca Hispano Suiza.

El chasis acortado hasta alrededor de los cuatro metros, manteniendo su doble rueda posterior, permitirá portar un blindaje de placas de acero con espesores que oscilen entre los 8 y 12 mm montadas sobre estructura. Su disposición irá orientada a proteger tanto el habitáculo como el atalaya donde ira instalada el arma principal. Podría disponerse de una torre protectora o simplemente de un parapeto acorazado, para el que en estos momentos estudiamos varias opciones de armamento, el más conservador una o más ametralladoras, aunque también estudiamos la posibilidad de equipar al vehículo con un cañón naval de pequeño calibre, entre 37 y 57mm. El vehículo, como pueden ver en los bocetos disponibles en la documentación presentada, sería bastante bajo, de forma que la posición del centro de gravedad no afecte demasiado a su desplazamiento. Hablaríamos de un peso estimado situado entre 2.5 y 3.6 toneladas, en función de su configuración.

—¿No es un peso demasiado elevado para un vehículo de alta movilidad? Si lo comparo con los vehículos con los que contamos en este momento parece mucho más pesado y parece difícil de creer que pueda moverse por terrenos embarrados. Además, con ese peso, me cuesta imaginar un consumo que le dote de una autonomía suficiente.

—Entiendo que pueda parecer una configuración extraña, pero en realidad, no es demasiado diferente de los camiones que portan hasta siete toneladas de peso, con la diferencia de que este vehículo es más corto, efectúa una menor presión específica sobre el suelo al contar con dos neumáticos en su tren trasero, y dispone de un motor más potente que cualquier de los camiones en servicio.

—¿Qué motor piensa montar en ese vehículo, señor Birkigt?

—Creemos que nuestro motor de seis cilindros y 70 caballos de potencia sería el adecuado para el desempeño del vehículo. Lo consideramos robusto, con un consumo contenido si no se emplea a máxima velocidad, que le permitiría rozar los 200 o 150 kilómetros de autonomía y adecuado al uso de un vehículo militar. Por supuesto habría que comprobar dichas características con un vehículo de prueba para estar seguros pero las estimaciones son muy prometedoras.

—Señor Birkigt, coronel Vives ¿Cómo estiman que este vehículo puede darnos una ventaja decisiva? Entiéndanme, comprendo la ventaja que supone este vehículo en actuaciones rápidas y de combate dinámico, pero en situaciones donde se combata en una guerra de trincheras que parecen estar generalizándose, con frentes definidos y avances limitados por el terreno impracticable por efecto de la artillería ¿es esta el arma que nos puede suponer una ventaja táctica? ¿Debemos pues poner recursos vitales en este proyecto como una prioridad? ¿Cuál es el consumo de combustible de este vehículo y, existe alguna forma de reducirlo?

—Almirante Bustamante, entiendo sus dudas y más cuando hay que trazar un plan estratégico de prioridades, pero pese a ello, creemos que este aparato puede ser de mucha ayuda. Si consideramos los frentes en los que vamos a batirnos, creemos ver dos principales; el teatro de operaciones en Francia, y los teatros de operaciones en ultramar.

En el teatro francés nos vamos a encontrar en una situación a la defensiva, donde nuestros esfuerzos consistan en mantener el terreno ocupado propiciando un desgaste a las tropas de la Entente en el camino hacia el sur, donde los Pirineos sean la última línea de defensa. En esta situación, es evidente que esos blindados de caballería no podrán operar en un campo de batalla con trincheras, sin embargo, una vez las líneas de trincheras deban ser abandonadas para un repliegue al sur, creemos que los blindados podrían ser de ayuda para entorpecer el avance enemigo una vez superadas las líneas de defensa preparadas. Nos servirían para parar y entorpecer los movimientos enemigos hacia el sur. Eminentemente se deberá esperar a contar con soporte artillero de calidad. En resumen, nos permitiría contrarrestar la diferencia numérica en caso de tener que retroceder. Castigando de forma, creemos que efectiva, cualquier intento de avance de la Entente en persecución de nuestras tropas. Nos valdría para ganar tiempo sin arriesgar la infantería en exceso.

En el teatro de ultramar, con una composición de fuerzas enemigas menos dominado por artillería de alto calibre, consideramos que una fuerza rápida de blindados puede ser mucho más adecuada para flanquear al enemigo y contrarrestar su superioridad numérica. Consideramos que en el norte de África por el terreno seco y en Cuba y Filipinas, con la red de carreteras existente, estos vehículos serán los que fomenten nuestra superioridad. También, en caso de tener opciones de ofensiva, como se ha comentado al principio, los vehículos de caballería nos van a permitir avanzar a velocidad superior, con más potencia de fuego y sin necesitar de infantería para consolidar el avance de forma más independiente. Sobre todo, si se puede contar con camiones para avanzar brigadas de infantería de apoyo. En cuanto al consumo, ciertamente es importante y sé que con el bloqueo enemigo, España puede verse en problemas. Si le parece crearemos un grupo de estudio para buscar la forma de disminuirlo.

—Entiendo. —dijo al fin Bustamante. —No dudo de la utilidad de esa máquina, pero comprenderán mis reticencias hasta que se demuestre su beneficio, o se clarifique la situación de la guerra para cuando el concepto esté operativo o próximo a serlo. Desde mi punto de vista, creo que deberíamos plantearnos una prueba del concepto con un número mínimo de prototipos y en base a la estimación de su impacto estratégico, táctico y su coste en recursos, decidir más adelante. Me gustaría recibir datos del coste y plazos para la construcción de una unidad de investigación de este concepto. Entiendo que hablaríamos de unos cuatro o cinco prototipos con los que probar el diseño y explorar una posible doctrina de uso. ¿Les parece razonable?

—Sí, señor ministro. Creemos que una unidad de cinco vehículos bastaría. Disponemos de una estimación de coste por vehículo en fase de prototipos de unas 15.000 pesetas, pero permítame que confirme los números y las fechas con nuestros agentes financieros y le mandaré información confirmada mañana por la tarde.

—Muy bien… de acuerdo entonces. ¿Tiene alguien alguna otra pregunta? De lo contrario podemos pasar a discutir sobre el segundo proyecto. —La sala permaneció en silencio, lo que permitió el capitán Echegaray levantarse e introducir la segunda parte de la discusión que los había llevado allí ese día.

—Con su permiso, les pido pues que me acompañen y vengan conmigo al patio interior del Ministerio. El señor Burstyn ha preparado unos modelos a escala que pueden ilustrar la discusión. Por desgracia, su tamaño no permite su exposición en esta sala. ¿Me acompañan, por favor? —Los invitados se levantaron y emprendieron el camino hacia el patio. Si Burstyn trataba de llamar su atención, desde luego lo había conseguido.

Kiel, 23 de noviembre de 1914

El almirante Dimas Regalado Vossen se reunió una vez más con el almirante von Pohl, comandante de la Kaiserliche Marine, tras dos meses de búsqueda y pruebas, por fin estaban dispuestos a iniciar la construcción de las instalaciones que Alemania necesitaba.

—La nueva fábrica de torpedos alemanes de Siemens se instalará en la Coruña y el primer puerto para que operen sus submarinos, estará en Sada, a solo diez kilómetros de allí. Aunque la ciudad está en la ría del mismo nombre y Sada está en la ría de Betanzos, ambas comparten el mismo estuario. Es una zona muy defendida pues en la cercana ría de Ferrol es donde nosotros tenemos nuestra principal base naval.

—¿Qué ocurre con sus otras propuestas, las rías de Viveiro y Ribadeo?

—El mayor problema que tienen esas rías es que están menos defendidas y tienen menos entretenimientos para buques y tripulaciones. Hemos solicitado la construcción de al menos sendas baterías de costa equipadas con cañones de 152mm y mejorar las carreteras y el ferrocarril hasta allí, hasta Viveiro habrá que construirlo, pero llevará tiempo. No tanto por los propios cañones que podríamos tener en unos meses, como por las obras que habrá que realizar para instalarlos. —explicó el almirante Regalado, tratando de ganar tiempo mientras su propio gobierno tomaba una decisión sobre la conveniencia de la guerra submarina sin restricciones que propugnaba el almirante von Pohl. —De todas formas, la Coruña solo supone unos kilómetros más y como ya he mencionado, ofrece muchas ventajas.

—Bien, cuanto antes mejor. Empiezo a temer que esta guerra será mucho más larga de lo que creíamos. Tengo entendido que las obras las llevaran a cabo trabajadores alemanes.

—Así es, almirante, bueno, al menos principalmente. Como sin duda sabrá España ha movilizado a cientos de miles de soldados y decenas de miles de obreros de la construcción para construir una línea defensiva en los pirineos pero, sobre todo, ha movilizado a cuanto ingeniero y arquitecto ha encontrado para levantar esas defensas. Eso, precisamente, nos ha dejado sin especialistas capaces de diseñar esas nuevas instalaciones a corto plazo.

Para remediarlo su gobierno enviará un equipo de arquitectos, capataces y otros obreros especializados que deben estar ya próximos a volar. Ellos serán los encargados de diseñar y construir sus nuevos apostaderos y las instalaciones que precisan. Lo harán con la ayuda de los cerca de cinco mil tripulantes de los trasatlánticos y cargueros alemanes refugiados en España. Sé que no son obreros de la construcción propiamente dichos, pero contaran con los expertos que viajaran desde Alemania y con la ayuda de los obreros españoles que podamos dedicar a ayudarlos, deberían realizar el trabajo con rapidez.

—Sí, rapidez… pero no se me escapa que estamos hablando de meses de trabajo. Dudaría mucho de ver esa base operativas hasta principios del dieciséis. ¿Quiénes operaran la fábrica?

—Hasta donde sé, esos mismos marinos alemanes refugiados en España. La filial de Siemens en España logró encontrar a un ingeniero alemán afincado desde hace años en la Coruña, Alberto Selbmann, que se dedicaba a la instalación de equipos de radiotelefonía principalmente en los alrededores de Villagarcía y Tuy. Tras investigarlo por motivos de seguridad, ha sido contratado y nombrado director de la nueva fábrica. Selbmann vendrá a Alemania en unos días junto a algunos de los marineros alemanes que ha contratado. Según tengo entendido han priorizado los de más edad o que ya no pertenezcan a su reserva naval por la razón que sea. Todos ellos vendrán a Alemania para coger experiencia en sus fábricas de torpedos antes de regresar a mi patria para trabajar en la nueva Siemens. Esperemos que cuando regrese los trabajos en esa fábrica ya estén muy avanzados y puedan empezar a trabajar de inmediato.

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